lunes, 6 de diciembre de 2010

EDITORIAL «MUERDE MUERTOS».



Por Pilar Alberdi

El pasado 26 de noviembre fueron presentados en Buenos Aires, los libros Ingrávido de Fernando Figueras y Los fantasmas siempre tienen hambre de José María Marcos con una notable afluencia de público. A continuación les ofrezco una reseña de ambos libros y un pequeño resumen que me facilitó el editor de Muerde Muertos sobre cómo se ve el panorama del fantástico en Argentina.


RESEÑA DE «INGRÁVIDO» DE FERNANDO FIGUERAS. Editorial Muerde Muertos. Colección: Ni muerde Ni muertos.



Cuando un argentino quiere comentar a otro, algo grave que le ha sucedido, suele calificarlo «¡De terror..!» mientras recalca fonéticamente la última vocal y la consonante. Y es que la realidad, es tantas veces el terror puro y alucinante, aquél que jamás querríamos tener delante nuestro. Así ocurre con los cuentos de Fernando Figueras, rozan la hilaridad, pero en el fondo no son más que el reflejo de una sociedad que durante años ha sufrido de políticas, cuyas consecuencias, se alcanzan a percibir ya desde el primer cuento de título «Secreto profesional», que rebosa un terrible «humor negro», y se muestra aún más claramente en el segundo relato «Esquina»,donde el narrador comenta: «Por cierto, el intendente no hacía nada» sobre los hechos que están sucediendo en esa ciudad. Para indicar posteriormente que es lo mejor, porque el peligro mayor está en que el funcionario corrupto tome una decisión que como solución llegue a ser aún peor que el problema mismo, en una urbe en la que todos intentan sobrevivir como sea al día a día de sus vidas: «La mañana, rosada y opaca, lo despertó con suavidad. Ya había gente en la calle poniendo en marcha un plan para ese día». Pero los planes como muestra el relato pueden llegar a ser terribles y peligrosos para los demás. Las esquinas de las calles se vuelven improvisados centros de la oferta y la demanda, y la necesidad de conseguir algo de dinero, el deseo de atrapar un posible cliente, puede llegar a consecuencias temibles, en los que la necesidad, el espectáculo y la violencia quedan unidos.
En el tercer relato, «El sapo», tenemos a un enamorado que con tal de estar con su amor, no le va a importar lo que ella dice de que en la otra habitación de la casa hay un sapo de dos metros escondido detrás de una puerta y que sale todas las noches. Ella lo ha dicho, incluso, en la televisión, pero nadie ha hecho nada para salvarla de su temido monstruo. Según avanza el cuento vemos que «el sapo» es el reflejo de lo que hay detrás de esas vidas opacas, apagadas, y sin esperanza. Dice la mujer: «No aguanto más burlas, más humillaciones, más viento en contra». Y el narrador aclara: «Toda su vida había estado signada por la mala suerte, los errores, la propia incapacidad, la indiferencia ajena y los cinco para el peso —que para ella eran veinte— y nunca los tenía. .
Siempre insegura y con miedo. Miedo hasta de su propio llanto, al que no se atrevía a largar a viva voz. Lloraba conteniéndose». Y por si quedasen dudas de cómo se llega a esa desazón personal, la protagonista recuerda su pasado, en donde también había una especie de monstruo, un complejo: «Desde chiquita me molesta que me miren. Siempre fui gorda. Mis viejos me mandaban a natación para que bajara de peso. Entonces empecé a ser una gorda que iba a natación. Mi cuerpo me daba vergüenza, y ellos me mandaban a un lugar donde tenía que exibirlo». ¡Ay, los padres!, piensa uno, después de leer esas líneas, de cuán pocas cosas nos damos cuenta. Pero enseguida aparece el salvador y, además, con reminiscencias mitólogicas; Ulises, que así se llama es el personaje que está decidido a enfrentarse al sapo de dos metros, y lo hará por amor, porque la vio a ella explicando su caso por la televisión, el caso de la mujer a al que se le aparecía un sapo gigante todas las noches, y como la conocía del barrio, sintió que se enamoraba y qué él bien podría defenderla. Se la veía tan débil, tan desválida, pobrecita, su vecina... Y sin embargo, él después de oírla, sabía que su vida había sido peor, pero había «aprendido a reírse», porque la elección consistía en «la risa o la autodestrucción». Un gran relato que nos acerca a nuestros «sapos», por decirlo con el mismo punto de ironía y humor que muestra el autor. Un cuento que nos toca profundamente.
«Suicidio» es el cuarto relato de la serie, y vuelve con acierto al tema primordial de los dos primeros cuentos, al resultado terrorífico, a las consecuencias cotidianas de la política mal hecha«Uno de diez»; nos hará reír. Trata sobre un momento en la vida de un muchacho al que uno de sus amigos le comentó que sólo una de cada diez veces que se intenta ligar con una chica, se consigue. Como está solo y necesitado de pareja, toma la decisión de a acudir a una discoteca, y una vez dentro, opta por la opción de autoclonarse para no perder ninguna de las diez posibles oportunidades. Situación que nos creemos porque lo fantástico ya había sido anticipado, y la verisimilitud con que se presentan los hechos, no hace más que justificar nuestra curiosidad por querer saber cómo acaba la historia. El muchacho lo tiene claro: una de diez o ninguna posibilidad de conquistar a una joven. Eso es lo que tiene. A partir del momento en que decide su autoclonación, seguiremos a cada clon valorando sus intentos y sus resultados con las jóvenes. Fernando, que es el protagonista, y que no se considera, precisamente, un tipo humilde, no los llamará 1, 2, 3... 10. Les dará nombres con reminiscencias reales como Fernando I, Fernando II... Lo cierto es que es imposible dejar de sonreír con la lectura de este relato en el que percibimos la gran soledad individual en que pueden vivir las personas en los grandes núcleos urbanos.
El sexto relato se titula «Imperativas» y trata de un personaje que obedece sin rechistar las indicaciones de los anuncios publicitarios... El autor, lógicamente, lo dice en argentino y por boca del personaje... «Insertá – disfrutá – viajá – filmá – paga menos. Toda una vida siguiendo decretos publicitarios». Y cuando se cansa de hacerlo activamente lo hace pasivamente. El personaje no puede escapar de ese círculo, llamémoslo, de un modo general, de la obediencia.
El último relato, «Ingrávido», que da título al libro nos hará reír a carcajadas. El protagonista que vive en pareja, contrata un curso de astronauta y lo lleva a cabo en su casa con consecuencias que, lógicamente, no esperaba. Muy buen cuento.
Fernando Figueras nos sorprende con un humor negro que es terror puro. Ha sido un placer la lectura de sus relatos pese a lo terrible de los hechos y la realidad social que intenta deconstruir, pero es a través de estas historias hilarantes donde el autor consigue mostrarnos el desamparo, la insensibilidad, la crueldad, la tristeza a la que se ven sometidas las personas en su día a día. Y aunque ellas porten la inocencia, la ilusión y la esperanza, el autor sabe, quién acabará ganando la partida la mayoría de las veces.

RESEÑA «LOS FANTASMAS SIEMPRE TIENEN HAMBRE» DE JOSÉ MARÍA MARCOS. Editorial Muerde Muertos. Colección: Muertos.



Todos los relatos del libro de José María Marcos llevan una frase preliminar que tiene relación con la temática de las narraciones. Los autores: Jorge Luis Borges, Clive Barker, Liliana Bodoc, Sthepen King, Ernesto Sábato, Naranjos, Alberto Laiseca, Robert E. Howard, Albert Camus, R. D. Jameson, Howard Phillips Lovecraft.
En el primer relato titulado «Ceguera» que da comienzo con las palabras de Jorge Luis Borges, «No habrá nunca una puerta. Estás dentro», un niño siente que está habitado por otro, y que este otro quiere conocer a través de sus ojos lo que hay fuera. La solución parece simple, para evitar a ese horrible ser habría que quitarse la vista. Es una opción, que el relato se encargará de demostrarnos si es válida.
El segundo cuento, «El Gordo» , nos habla de los padecimientos de un muchacho obeso al que su padre quiere obligar a adelgazar. La frase que anticipa el relato es de Clive Barker, y dice: «No podemos destruir el monstruo, porque el monstruo somos nosotros». El protagonista de este relato nos indica el autor, casi había olvidado su nombre porque todos lo llamaban «el gordo». Su vida en uno de esos barrios suburbanos de Buenos Aires, en que la soledad resulta manifiesta y en la que se ve una persona por la calle, de tanto en tanto, no se distinguía en nada de la de los demás, salvo en que era hijo de un policía y de una madre que se fugó con otro.
El relato cuenta la lucha del padre contra el hijo. El oficial sabe lo que hay que hacer. Ya lo ha probado con otros: primero prevenir, y cuando esto falla, reprimir. Sin duda alguna, es un cuento terrible, de esos que tras acabar su lectura, no podremos olvidar.
«Manchas» es el tercer relato. Nestor Rossini, el protagonista es un italiano, uno de los muchos inmigrantes llegados a la argentina, que fue todo lo feliz que puede ser un ser humano, el especial día que, por fin, pudo ver construida su casita. Lo malo fue que al tiempo empezaron a aparecer manchas. Hasta aquí el cuento podría llevarnos hasta Kafka, pero la perspectiva cambia para el lector cuando vemos que esas manchas no desaparecerán ni siquiera si se muda.
El cuarto cuento «La muerte de Rocky» refiere la vida de un niño pequeño preocupado por saber qué es la muerte y qué hay después de ella. Con el paso de los días, inesperadamente, su gato aparece muerto. El niño ya había manifestado su deseo por saber si había gatos zombis. Y peor todavía, no manifestó mayor tristeza tras el conocimiento de que el gato, su querido gato, había muerto en circunstancias extrañas. El cuento está muy bien. Viene a decir que no todos los niños son tan inocentes como parecen, o que el ansia de saber puede llevar al ser humano a cruzar ciertos límites, o puede querer decir que todo es pura imaginación y nada más que imaginación, conclusiones nuestras tras la lectura. Sin duda, el tono serio pasa a la sonrisa, cuando leemos la oración que el padre del niño reza ante la tumba que ha preparado para el gato: «Señor de los gatos. Te enviamos a nuestro querido Rocky para que comparta el banquete celestial, en el que no faltará nunca la leche ni los pescaditos».
«La casa Hansen», quinto de los cuentos de este libro, nos trae una reminisencia a la Casa Hauser de Poe y, también a Casa tomada de Cortazar, ya que la historia va de hermanos en una casa especial y en circunstancias especiales. Es un cuento melancólico en el que se anhela encontrar un objeto que se guardó en un tiempo pasado en el interior de una casa.

El sexto cuento titulado «El ventanal» va de un ladrón, una anciana y una vieja mansión. Pero cuidado, la anciana no es tan débil como parece, ni el ladrón tan fuerte. Y la casona, convirtiéndose en un personaje más, también tiene algo que decir en esta historia.
Las casas en los cuentos anteriores tiene valor temático como objeto de un deseo y como testigo de una estirpe familiar; y adquieren cierta complicidad, convirtiéndose en amigas o en enemigas según para qué personaje, y ayudan a aumentar el misterio.
«Isidro», el séptimo cuento, trata de la relación de un adolescente hijo de una familia numerosa en la que nadie tiene demasiado tiempo ni ganas para ocuparse de los sentimientos de los demás. Desde el punto de vista del hijo menor, se verá la relación que éste mantiene con algunos vecinos, y en especial con un viejo, que vive solo y al que el resto de los habitantes del barrio no quiere.
El octavo relato «Magdalena» se refiere a la protagonista de nombre Magdalena Arruiz. Cuando era niña le habían hablado de monstruos que aparecían para asustar a los niños, pero a ella, la vida, se los había presentado más tarde, después de haberse dedicado a cuidar de sus padres.
En «Películas»un hombre yace en un féretro. En la sala del tanatorio, lo acompañan su mujer y su hija. No hay nadie más, nos explica el narrador, porque ha sido «menospreciado por los familiares y no tenía amigos». Hasta aquí el relato nos inclina a la piedad, pero cuando comprendemos lo que este hombre ha hecho, nuestros sentimientos ya no pueden ser los mismos.
«Un ángel de la guarda» el décimo cuento, nos refiere la historia de un asesinado que regresa buscando justicia. Muestra esos grupos de jóvenes ricos, protegidos por sus padres y por los contactos que éstos mantienen con las autoridades y el poder, y que se ceban por las noches con los débiles, atacándolos, golpéandolos, quemándolos... Pero, a veces, los muertos vuelven a reclamar justicia, y lo hacen del modo más inesperado.
El onceavo cuento bajo el título «Resaca» habla de lo difícil que es enfrentarse a un monstruo que los demás creen que no existe, porque no lo ven, pero que uno siente demasiado cerca.
El libro del escritor José María Marcos nos deja una colección de cuentos que no olvidaremos. Con un estilo muy cuidado, unos párrafos elaborados con precisión, sin acentuar todo el peso del relato en el final, José María Marcos nos ofrece una obra de calidad, rigurosa y detallista, y nos va mostrando el género desde un punto de vista argentino y con problemas y circunstancias que hacen a la vida de los habitantes de aquel país austral.

Por otra parte, quería aprovechar la publicación de estas reseñas de los libros Ingrávido y Los fantasmas siempre tienen hambre de la editorial Muerde Muertos, para publicar un pequeño resumen que a instancias mías, ha tenido la gentileza de facilitarme José María Marcos, contestando a mi pregunta sobre cómo se vivía en este momento el género fantástico en Argentina:

«—Las revistas especializadas de la literatura fantástica, la ciencia ficción y el terror que han logrado cierta continuidad en estos últimos años son: Próxima, Insomnia, Axxón y Cuasar. Aunque minoritario, tienen un público bien definido.
—En los suplementos de los principales diarios argentinos (ADN y Ñ), los géneros no tienen mucho espacio. Sin embargo, autores como Angélica Gorodischer, Alberto Laiseca, Alberto Ramponelli, Liliana Bodoc, Gustavo Nielsen y Pablo de Santis han abierto un camino de revalorización del género, al crear obras de calidad.
Angélica Gorodischer (1928) es una de las voces femeninas latinoamericanas más reconocidas dentro de la ciencia ficción, habiendo publicado entre otros títulos Kalpa Imperial, La noche del inocente, Doquier o Tumba de jaguares. Alberto Laiseca (1941), sin ser un escritor de cuentos de terror, llevó con gran éxito el ciclo televisivo Cuentos de terror, a través del cual revalorizó masivamente el género. Era un micro de cinco o diez minutos en el que narraba cuentos clásicos de la literatura universal. Él escribió también Beber en rojo, una novela-ensayo sobre el lugar de los monstruos en la literatura.
Alberto Ramponelli (1950) escribió las novelas de terror: Viene con la noche y El último fuego.
Liliana Bodoc (1958) escribió con un notable éxito La Saga de los Confines, integrada por Los Días del Venado (2000), Los Días de la Sombra (2002) y Los Días del Fuego (2004), que fue traducida al alemán, italiano, francés, portugués, holandés, inglés y japonés. Es una obra al estilo Tolkien, escrita con una prosa poética bellísima, que tiene la particularidad de incorporar la filosofía y la visión del mundo de los pueblos originarios de América Latina.
Gustavo Nielsen (1962) hace años que viene proponiendo obras vinculadas a lo onírico y la ciencia ficción, como Playa quemada, La flor azteca o El corazón de Dolli, y en el 2010 ganó uno de los premios literarios más importantes de Argentina: El Premio Clarín de Novela 2010.
Pablo de Santis (1963), de una larga trayectoria en defensa de los géneros literarios, editó en 2010 una novela de vampiros: Los anticuarios. Una buena historia, con algunas vueltas de tuerca a un tema tan transitado.
—Autores más nuevos de género (entre los cuales, generacionalmente, estamos José María Marcos y Fernando Figueras, nacidos en la década del 70) son: Juan José Burzi, Mariana Enriquez, Paula Ruggeri, Alejandro Alonso, Ricardo Curci, Juan Guinot y Oliverio Coelho.
—Un hecho positivo que no es estrictamente literario, pero está muy vinculado al género, es que desde hace 11 años se está realizando el Festival de Cine Terror, Fantástico y Bizarro Buenos Aires Rojo Sangre, con una importante afluencia de público y una enorme cantidad de películas. Literariamente no hay nada parecido a ello, pero ciertamente es un lugar de referencia para aquellos que gustan del género.
—Desde lo literario, es positiva la aparición de pequeñas editoriales que tratan de darle un lugar al género. Actualmente, Muerde Muertos, Galmort y Ediciones Cuasar son las que abordan esta propuesta, con autores argentinos contemporáneos. ¡Vamos a ver cómo nos va!»


Los autores:

Fernando Figueras: alumno del taller literario de Alberto Laiseca, ha publicado cuentos en las revistas Axxon, miNatura y Guka. Su relato “Sequía” fue elegido para integrar la antología De Diez (Ediciones Al Arco, 2009). Ingrávido es su primer libro de cuentos.
El autor nació en Buenos Aires (Argentina) en 1970.

José María Marcos: finalista del IV Premio de Literatura de Terror Villa de Maracena 2009 (Granada, España), está dedicado a desarrollar una obra vinculada al horror contemporáneo. En 2007 publicó la novela Recuerdos parásitos (quién alimenta a quién...), escrita con su hermano Carlos. Sus relatos, reseñas y entrevistas sobre literatura fantástica han aparecido en diversas revistas, como Insomnia y miNatura. Magíster en Periodismo y Medios de Comunicación (Universidad Nacional de La Plata), dirige el semanario La Palabra de Ezeiza (fundado en febrero de 1995). Nació el 17 de septiembre de 1974 en Uribelarrea (Buenos Aires), Argentina.



4 comentarios:

  1. Querida Pilar: Nos alegra y nos llena de orgullo una lectura tan atenta de “Ingrávido” y “Los fantasmas siempre tienen hambre” en Sobre Literatura Fantástica, espacio que solemos visitar para enterarnos de novedades del género. Además de minuciosas, las reseñas muestran un profundo conocimiento del género. ¡Muchas gracias, Pilar! Un saludo desde Argentina, José María y el resto de los Muerde Muertos.

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  2. Sra. Pilar: ¡Qué bueno lo que dice de “Sapo”! Me cautiva que alguien pueda escribir lo que sentí al leerlo. “Sapo” me parece uno de los más profundos del libro “Ingrávido”. Estuve en la presentación realizada en Buenos Aires y la pasé muy bien. Ah… de “Los fantasmas siempre tienen hambre” me encantaron “El Gordo” y “Resaca”. ¡Felicitaciones a ambos!

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  3. ¡Buenísimas las reseñas! Aunque vivo cerca de donde se hizo la presentación, no pude ir, pero me dijeron que estuvo muy bueno. Pilar: te agradezco el análisis. Ya tenía ganas de leer estos cuentos, pero ahora tengo aún más. Ana.

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  4. Gracias por sus comentarios. La literatura fantástica le debe mucho a los autores latinoamericanos. Es un gusto leerlos.
    Un abrazo

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